Une tradition qui n'avait pas été renouvelée depuis 8 ans, et un événement tel que les caméras de France 3 étaient présentes pour l'immortaliser. Cette fois-ci, le propriétaire de la maison reposait entre quatre planches depuis belle lurette, et l'on préparait pour son ex-bicoque une seconde vie de musée dans le petit village de Quemchi. La minga se déroula dans les règles de l'art, la maison fut tractée par une horde de taureaux-monstres, motivés bon gré mal gré à coup de cravaches, d'encouragements testotéronés et divers noms d'oiseaux. Bestial et impressionnant. Pour la beauté du geste, curieux et touristes de passage furent de même mis à contribution.
Le déménagement se déroula sur deux journées : on descendit tout d'abord la maison de sa colline pour l'installer dans la baie, à marée basse. Le lendemain, lorsque le niveau de la mer monta et la maison avec (qu'on avait garni auparavant de flotteurs), on dépêcha un rafiot pour la remorquer jusqu'à son nouvel emplacement à quelques kilomètres de là, sur la plage de Quemchi.
Ces deux jours, nous les avons vraiment vécu à fond avec Nela, d'autant plus que nous n'avions rien préparé, nous nous sommes juste retrouvés au bon endroit au bon moment ! Découvrir cette tradition chilienne séculaire, sentir et apprécier l’hospitalité et la gentillesse des insulaires, dans cet environnement sauvage et authentique, franchement, je ne pouvais pas rêver mieux comme entrée en matière dans la partie australe du continent américain ! Un souvenir impérissable.
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Lo que fue uno de mis primeros gran momentos en mi viaje por el sur de Chile, fue también un importante evento en la vida de la isla de Chiloe. El 31 enero del ano 2010, la casa de Francisco Coloane – maravilloso escritor chilote y mundialmente famoso – fue el objeto de una “minga”. En América del Sur, una minga es un trabajo en equipo que emplea todas las fuerzas vivas del pueblo sin contrapartida financiera, pero es sobre todo la ocasión de festear juntos con comidas ricas despues del esfuerzo colectivo consentido. En Chiloe, una minga, es principalmente una tradicion que consista en transladar una casa de madera ¿ Cierto, por qué construir una nueva si se puede llevárselo consigo, no? Más (éco)lógico aun.
Una tradición que no había sido repetida desde hace 8 años, y un evento tan singular que las cámaras de TV5 Mondo eran presentes para inmortalizarlo. Esta vez, el dueño de la casa reposaba entre cuatro tablas desde luego, y se preparaba para su anticuá casita una segunda vida de museo en el pueblito de Quemchi. La minga se celebró sigun las reglas establecidas, la casa fue tirada por una horda de toros-monstruos, motivados con resignación de golpes de bastones, de estímulos testosteronados y nombres diversos de aves. Bestial e impresionante. Para la belleza del gesto, curiosos y turistas ayudaron a empujar.
La mudanza se proceso en dos días : primero bajaron la casa de su colina para quedarla en la bahía, en marea baja. El día siguiente, cuando el nivel del mar subió con la casa (se había puesto flotadores antes), despacharon un barco para tirarla hasta su nuevo sitio a algunos kilómetros de ahí, en la playa de Quemchi.
Estos dos días, los hemos vivido a fundo con Nela, ademas no habíamos planificado nada, solo estábamos en buen lugar en el momento adecuado ! Descubrir ese tradición chilena secular, disfrutar de la hospitalidad y la generosidad de los isleños, en ese medio ambiente salvaje y autentico, los digo, no podía mejor entrada en la parte austral del continente americano. Un recuerdo sin precio.
